BMW 520d xDrive

Los años pasan y la Serie 5 permanece. Lo que podría ser la moraleja de un cuento de hadas es la realidad. Nacida en 1972, la Serie 5 ha contribuido en gran medida a la reputación de la marca. Siempre ha sido un éxito, sobre todo con la última generación, de la que se han vendido más de 2,2 millones de unidades si se cuentan todas las carrocerías (berlina, familiar y coupé Gran Turismo). La popularidad sigue ahí. Por ello, la séptima generación intentará continuar con este éxito. Como era de esperar, las evoluciones estéticas son leves pero muy presentes. Por supuesto, los cambios se aprecian en el frontal, con una parrilla delantera más ancha y unos faros alargados que se unen a las famosas patillas, así como unos laterales más profundos de perfil. Pero que se queden tranquilos los puristas, mantiene su línea mezclando agradable fluidez y dinamismo. Y es precisamente este último punto en el que BMW ha vuelto a trabajar: aunque este Serie 5 es unos centímetros más alto, se distingue sobre todo por una reducción de su peso de unos 100 kg para el mismo motor, gracias al uso masivo de aluminio, magnesio y acero de alta resistencia.

La Serie 5 sigue siendo una de las pocas berlinas alemanas con motores de 6 cilindros, precisa el concesionario de coches segunda mano Crestanevada. Es algo que hay que aprovechar, aunque tengamos que conformarnos con el 20d de cuatro cilindros, que es el diésel de acceso a esta prueba. Esto no es un castigo, al contrario. Así que, vale, cuando lo arrancas, el 20d no suena tan bien como el 6 cilindros. El motor de cuatro cilindros, aunque es más común, realmente suena demasiado fuerte, lo que no concuerda con la imagen premium de un BMW.

Tras este primer escollo, hay que reconocer que nos encontramos con un motor muy agradable y con una buena aceleración gracias a su par motor de 400 Nm disponible desde las 1.750 rpm. No es necesariamente brillante, pero es más que suficiente para el uso diario. También tiene el buen gusto de ser sobrio con una media de unos 7 litros a los 100 km durante nuestra prueba. Lo mismo ocurre con las emisiones de CO2, con sólo 108 g/km. Estos resultados son tanto más convincentes cuanto que disponíamos de una versión acoplada a la tracción total xDrive. Cabe destacar que, por primera vez, este último es compatible con la dirección a las cuatro ruedas ActiveDrive.

Por supuesto, no hay que preocuparse por la tracción con este sistema de tracción total, pero lo más sorprendente es, sin duda, la agilidad que muestra este Serie 5. El dinamismo siempre ha estado en los genes de BMW y esta es otra demostración de ello. La reducción de 100 kg de peso no hace sino reforzar esta cualidad con una dirección especialmente precisa, que permite situar a la Serie 5 en la trayectoria ideal. Un modelo en su género. El peso de 1.635 kg apenas se nota, excepto en las secuencias de curvas cerradas, e incluso entonces. En este campo, el Serie 5 lo hace mucho mejor que un Mercedes Clase E. Todo esto no va en detrimento de los futuros pasajeros, que no serán los parientes pobres de este Serie 5 porque se acomodarán perfectamente, garantizándoles un confort de primera clase sea cual sea el modo de conducción elegido. Para los que quieren aún más, también existe la opción de las barras estabilizadoras Adaptive Active Drive, que garantizan una conducción nivelada independientemente del ángulo de la curva y de la velocidad a la que se conduzca.