En un momento en que las decisiones arriesgadas la habían llevado al borde del colapso, Peugeot decidió contraatacar y jugar la carta del deporte a pesar de su imagen burguesa y de su clientela hiperconservadora. El 505 forma parte de este nuevo giro. Descubramos, con la colaboración del concesionario Crestanevada Girona esta clásica berlina familiar que se ha vuelto… salvaje.
Ya había habido algunos intentos (¡tímidos!) por parte del León de «reforzar» su gran coche familiar de tracción trasera, típicamente Peugeot, con una versión GTI muy sosa (130 CV) e incluso una versión V6 equipada con el V6 PRV (170 CV), pero es con el 505 Turbo Injection con el que la marca produce por fin un verdadero deportivo. Su nombre anuncia las nuevas ambiciones de Peugeot, que a partir de ahora se lo juega todo a las tecnologías todavía raras para la época: el turbo y la inyección.
En comparación con el 505 clásico, el 505 Turbo Injection se caracteriza por una carrocería bicolor, un logotipo turbo en la base de los paneles de los cuartos y unas notables llantas de aluminio. En el interior, encontramos el 505 tal y como lo conocemos, sin fantasías. Un kit de carrocería ligero lo realza y permite distinguir esta versión con parachoques específicos y una carrocería vestida de color gris oscuro en los parachoques, la parte inferior de la carrocería y la parte inferior de las puertas, y gris claro para el resto.
Se han colocado discretos adhesivos «Turbo» en la luneta trasera. Peugeot también ha añadido un alerón y llantas de aleación y lo ha equipado con neumáticos Michelin TRX. El interior también recibe una presentación cuidada y específica: el 505 Turbo Injection se beneficia de un salpicadero diseñado especialmente para él, un ordenador de a bordo y unos asientos delanteros rediseñados que también pueden elegirse en cuero.
El motor de este coche francés fue producido originalmente por Chrysler para su modelo 160 en 1970. Se trata de un bloque de hierro fundido sin revestimiento, extremadamente rígido, que logró resistir hasta más de 300 CV en su versión ROC. El bloque es de hierro fundido, pero la culata es de aluminio y está unida a un árbol de levas en cabeza accionado por una cadena. El motor cuenta con un sistema de inyección electrónica L-Jetronic de Bosch.
Pero para aumentar aún más la potencia obtenida, los ingenieros de Peugeot, en colaboración con Porsche, añadieron un turbocompresor Garett T3 (que, como sus homólogos de la época, adolecía de un tiempo de respuesta con el que había que lidiar para sacar el máximo partido a las sensaciones producidas). Este motor desarrollaba 150 CV. Para la caja de cambios, sus diseñadores adoptaron una caja manual de 5 velocidades. Por último, un diferencial de deslizamiento limitado completa el paquete de este deportivo. Las cifras de rendimiento anunciadas eran serias para la época, con una velocidad máxima de más de 200 km/h y un tiempo de arranque en parado de menos de 29,7 segundos.
Comercializado en otoño de 1982 con 150 CV, el León elevó la potencia del motor a 160 CV en 1984 gracias a la adopción de un intercambiador aire-aire.
A partir de 1985, los aficionados podían pedir un kit PTS de 200 CV, diseñado y desarrollado por el tuneador Danielson. Partiendo del motor y el turbo originales, modificó los reglajes y también instaló un intercooler aire-aire.
En 1986, Peugeot rejuveneció su gama 505 con una parte trasera ligeramente modificada: se revisó el diseño de las luces y el parachoques. El interior se benefició de los cambios más visibles y progresó tanto en términos de equipamiento como de calidad percibida. El Peugeot 505 Turbo desarrolla 180 CV de serie. Las prestaciones han mejorado, con 210 km/h y una carrera de 1.000 metros desde parado en 29,2 segundos, mientras que el consumo de combustible se ha reducido drásticamente (un marcador negro que hacía dudar a muchos potenciales compradores). La transmisión tiene relaciones más largas, lo que explica el descenso del consumo más que el aumento de las prestaciones. Al mismo tiempo, Peugeot comercializó un 505 V6 vendido al mismo precio.
Entre 1983 y 1989 se construyeron 24.681 Peugeot 505 Turbo Injection, lo que no está nada mal para un deportivo, y además basado en un coche al final de su carrera (el 505 nació en 1979). Hoy en día, si encuentras un modelo, debes saber que este coche, que representa el último coche de tracción trasera de Peugeot, sigue siendo potente y habitable. Si encuentra uno de los modelos de 2.500 «150 CV», tendrá que planificar un presupuesto de combustible considerable. Si no, también puedes optar por el de 160 CV o incluso el de 180 CV. En cuanto a la rara versión del kit PTS «200 CV», tendrás que tener paciencia para descubrir una…