La Triumph Bobber es una de esas motos que tienen algo que ofrecer a primera vista. Hay que decir que su aspecto retro pero al mismo tiempo custom «café racer» tan de moda no es para menos. ¿Buscas una moto de ocasión? Encuéntralas todas en el concesionario de motos segunda mano Crestanevada.
Lo primero que no puede pasar desapercibido al mirarla es el famoso asiento levitante situado sobre la rueda trasera. Una mezcla de cuero y aluminio cepillado le da un aspecto ligero pero sólido. Triumph, como es habitual, no ha dejado de añadir el logotipo de la marca de forma discreta pero elegante.
El asiento es ajustable para adaptarse al mayor número posible de personas. Puedes moverlo hacia delante o hacia atrás, hacia arriba o hacia abajo, todo para encontrar tu posición de conducción ideal al estilo bobber tradicional. Con una altura de 690 mm, la Bobber es adecuada tanto para pilotos bajos como altos.
Ya que hablamos de ajustes, hablemos del segundo y último elemento que se puede ajustar, el velocímetro. En efecto, ésta puede inclinarse más hacia el jinete o, por el contrario, apuntar hacia el cielo.
El velocímetro es bastante básico, pero suficiente para el propósito. Una aguja le indicará la velocidad, mientras que la pantalla digital le mostrará las rpm, el cuentakilómetros, el combustible restante, el recorrido A y B, así como el modo «lluvia» o «carretera» en funcionamiento. Legible y sencillo al fin y al cabo.
Triumph no está reinventando la rueda en lo que a controles se refiere. A la izquierda están los intermitentes y el botón para cambiar la información del velocímetro, a la derecha el estárter (disyuntor), el botón para cambiar el modo de conducción y las luces de advertencia.
En el extremo del manillar hay dos grandes y bonitos espejos redondos. El hecho de que estén desplazadas de este modo nos proporciona un campo de visión muy amplio, que resulta muy seguro y práctico en el uso cotidiano.
La horquilla delantera funciona bastante bien, por lo que apenas hay vibraciones en los retrovisores, lo que permite al piloto disfrutar de una imagen clara y estable.
La Bobber está propulsada por un motor de 1.200 cc que desarrolla 77,5 CV y 106 Nm. Un hermoso bicilíndrico refrigerado por agua. ¡Precioso porque sí, aquí de nuevo los ingleses han demostrado su saber hacer para esconder un máximo de mangueras y otros cables con el fin de obtener un motor visualmente cuidado!
Es bastante lineal, gracias entre otras cosas al preciso acelerador electrónico, y permite agradables aumentos de potencia cuando se desea sin estirar los brazos.
Custom no siempre significa tecnología antigua, porque de nuevo, para los más juguetones, el control de tracción es desconectable y el embrague asistido para cambios de marcha más suaves.
¿Y el sonido? El escape y los silenciadores de acero inoxidable cantan y cantan bien. Un sonido estridente y potente que confiere a este motor la posibilidad de hacer vibrar a su piloto incluso a bajas velocidades.
Triumph ha optado por una transmisión por cadena. Se trata de una elección un tanto sorprendente, ya que la tendencia es hacia los ejes cardán, pero ¡por qué no!
Otra característica que no puede pasar desapercibida al contemplar esta custom son sus ruedas.
¡19 pulgadas delante, 32 radios! 16 en la parte trasera, también con 32 radios. Una elección que refuerza aún más su lado «old school». Nos encanta.
Éstos están equipados con neumáticos Avon, especialmente diseñados para estos últimos.
El hecho de que sean más bien estrechos permite una muy buena precisión de pilotaje pero sobre todo permite tomar ángulo muy fácilmente lo que le hará tocar muy regularmente el betún si lo busca un poco. Muy divertido…
La suspensión es firme delante y detrás. No cansa en viajes largos, y suaviza bien los pequeños baches, pero sigue siendo traicionero si golpeas un gran agujero en la carretera y el impacto te sube directamente por la columna vertebral.
228 kg de peso en seco. De hecho, da una impresión muy ligera una vez en el manillar a pesar de su peso. En efecto, la posición de conducción muy baja y su equilibrio general permiten moverla con bastante facilidad sin riesgo de perder el equilibrio entre dos movimientos.
¿Algún fallo? No muchos, muy pocos. La frenada, especialmente con un único disco flotante de 310 mm con pinzas flotantes de doble pistón delante es «ligera», con poco mordiente. Tendrás que tirar de la maneta con bastante fuerza en caso de frenada de emergencia.
Nada realmente penalizador en el día a día, pero sí sorprendente cuando te familiarizas con él por primera vez. La parte trasera, compuesta por un único disco de 255 mm con una pinza flotante de 2 pistones, es globalmente satisfactoria.
El ABS tiene la ventaja de estar bien equilibrado. No se dispara al menor frenazo brusco, ¡otra buena observación!
En cuanto a la autonomía, es de nada más y nada menos que 150Km gracias al depósito de 9,1L. Un consumo anunciado de 4,1 l/100 km, pero que se acerca bastante a los 5,5 l/100 km en modo mixto en la prueba. Hay que tener en cuenta que estábamos en una moto que aún estaba rodando (menos de 500 km) y que, por lo tanto, esta medición no es muy fiable.
¿Después de una semana montándolo?
Tras devolver esta belleza a su propietario, nos quedamos con una sensación muy positiva sobre esta Bobber.
En primer lugar, el aspecto estético de éste es llamativo, atrevido y, esperemos, ¡merece la pena para que otros como éste puedan florecer entre los competidores!
Triumph, como es habitual, ha prestado atención a los pequeños detalles y ha cuidado la parte del motor de ésta.